¡Realmente es muy triste! Que la SAT bodegas Hoyo de Mazo entre en crisis por falta de uva es una muy mala noticia para el sector y para la isla en general.
Tenemos que pensar en las consecuencias negativas que tendría el cierre de esta emblemática bodega fundada en 1986 y cofundadora junto a Bodegas Carballo y Bodegas Llanovid S.C.L. de la Denominación de Origen de Vinos La Palma.
Desde El Consejo Regulador, llevamos años hablando y advirtiendo del escaso relevo generacional, de las malas cosechas, de la sequía, del cambio climático, de los daños provocados por la fauna silvestre. Todo esto se traduce en abandono de viñedo y pérdida de producción provocando como consecuencia, este duro golpe para el sector vitivinícola insular.
La comarca de Hoyo de Mazo era una zona productora de vinos desde tiempos inmemoriales. Los viñedos con sus características formas rastreras en terrenos de laderas con una marcada influencia de los alisios, escasa oscilación térmica durante el año y un nivel de precipitaciones bajo, unido a unos suelos de carácter volcánico, cubierto de cascajo o picón granado, hacían posible las excelentes calidades de estos viñedos y la de ocupar esta comarca vitivinícola un lugar privilegiado en el contexto enológico de las Islas Canarias. A finales del siglo XIX el cultivo de las viñas y la comercialización de los vinos de Villa de Mazo suponía una importante fuente de ingresos para muchos agricultores de las zonas de medianías y costa donde mayoritariamente se realizaba este tipo de agricultura, hasta mediados de los años cincuenta del siglo XX que empieza a ceder terreno en favor del cultivo de plataneras. Para que nos hagamos una idea, en 1958 la superficie de viñedo se estimaba en 225 hectáreas, llegando en el año 1982 a 335 hectáreas, lo que suponía el 46,24% de suelo cultivado en el municipio.
Este sistema de cultivo único, de conducción rastrera sobre empedrado, no deja indiferente a los expertos en viticultura que nos visitan desde cualquier parte del mundo. Se trata de un legado que nos ha llegado hasta nuestros días y que no debemos dejar perder pues forma parte de nuestro patrimonio, de nuestro paisaje, de nuestra cultura y de nuestra historia.
El cultivo del viñedo es uno de los últimos cultivos históricos que quedan en la isla y quizá esta noticia sea una oportunidad para reaccionar, para hacer autocrítica, ver en lo que se ha fallado y para que las distintas administraciones e instituciones se tomen en serio las reclamaciones y reivindicaciones que el sector lleva haciendo desde hace años.
Sin uva de La Palma, no hay vino de La Palma
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