Difícil no emocionarse ante esta mezcla de impotencia y orgullo. Impotencia por ver nuestra isla después del reciente incendio que asoló Garafía a finales del pasado mes de agosto y que durante días dejó en nuestra tierra una sensación de tristeza e incertidumbre. Orgullo por ver la labor que hacen nuestros viticultores cultivando los viñedos que actúan como cortafuegos en esos momentos tan difíciles para todos. Sentimientos encontrados. Tristeza, emoción y agradecimiento a todas esas personas que aman su tierra, que la cultivan y mantienen limpia. Historias de esfuerzo, miedos y superación.
Desde El Consejo Regulador de La Denominación de Origen de Vinos La Palma, queremos dar las gracias a nuestr@s viticultor@s por estar ahí.
En ocasiones el fuego también lo apaga el vino
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